Salimos de nuestra cabañita en la turbera y le metemos carretera y manta hasta que nos sangran los pies. Hoy es dia de ruta.

El 4×4 no tiene demasiadas opciones “musicalísticas” por lo que sólo acepta cd, cd o cd, ya que la radio en estos parajes no pita y cuando pita, pita chunga.

Afortunadamente, hace unos días, en una tienducha de mala muerte tipo ONG de unas enfermeras (mu raro, no me preguntéis), nos agenciamos unos “longplay” de Chopin y otro de “Romantic Road Exits”… A cual más idiosincrásico 🙁

De momento gana Chopin. ¡Vivan los clásicos!

Pues eso, desierto volcánico durante horas. Lo cierto es que si os gustan los espacios abiertos y variedades geológicas, aquí lo podéis disfrutar. Las combinaciones llegan a ser espectaculares.

Para aderezar el recorrido nos acompañaban grupos de Ánsares en su pre-migración a el sur.

A destacar un par de ríos que nos hemos visto obligados a cruzar en los que se nos ha puesto el culín que no nos entraba un destornillador de estrella 😛

Ah! Hemos visto nuestro primer Reno y nos hemos hecho amigos de un perro del cual somos incapaces de pronunciar su nombre. Tal vez mañana…

Hoy le hemos dedicado el día al valle del río Jökulsá á Fjöllum., naciendo del glaciar

Vatnajökull y conteniendo la conocida catarata Dettifoss. Telita con los nombres…

La catarata en cuestión destaca por ser la más caudalosa de Europa con entre 200 y 500m3 por segundo. Ahí es ná.

La otra curiosidad es que formó parte de la escena inicial de la película Prometheus donde un calvo cachas con capucha se mete un chupito y la lía parda.

Para arreglar el día nos hemos dado un bañete en los laguitos termales de Myvatn.

Nuestro amigo Þórr, Dzor, Thor, Ζεύς, Διός, o quienquiera que sea el que se encarga del grifo de las nubes, se está luciendo. Le va avenir una factura de agárrate y muy señor mío…

Pues eso, que lloviznita, lloviznita y a seguir gozando de las casacadas y de los colores otoñales de la carretera.

Como en el exterior te mojas (mucho), hemos visitado una antigua iglesia en Laufás con su respectiva casita de Té y tiendecita de souvenirs al ladito. Toda una monada. Cosa curiosa las almohadas de pelusilla de Eider por 140€.

Siguiendo hacia el Este, infarto en Godafoss y recaida de Sindrome de Stendhal en Mývatn con sus fumarolas y Geysers de colorines.

Seguimos nuestra ruta hacia el este haciendo breves paradas en lugares, donde los viejos tiempos y las tradiciones, se hubiesen establecido y acomodado.

Son representaciones de cómo vivían y decoraban sus casas los antiguos habitantes de la zona.

Aún se respira, entre sus paredes de turba, ese aroma a un tiempo donde todo se hacia a mano.

Seguimos entre valles y un incesante despilfarro de pequeñas cataratas. Rendija que miras, cascadita que te crió.

Antes de terminar el día hemos hecho nuestra primera salida para observar cetáceos.

Lluvia, viento y frío entre marineros vomitando por la borda, pero un par de “Humpback Whales” bien vale una vomitada, no? 😉

HACE SOL 🙂 Y mucho!!!

Por lo que hemos decidido inmergirnos por los desolados interiores de Islandia.

Ha dado sus frutos. Cómo cambia todo con la luz del sol.

El viento ha sido fuerte y los contados cúmulos que iban tamizando la luz a gran velocidad, nos permitían apreciar las cambiantes intensidades de los colores otoñales.

Un conjunto de surgencias térmicas han acabado de redondear el día.

Noche movidita… pero pa bueno.
La “Dama de Verde” ha estado haciendo de las suyas. Se ha pegado unos bailoteos espectaculares entre nubes y claros.
Miras de hacer tiempo. Después de cenar te pones a leer algo esperando que anochezca. Pero no, la cabeza no está en lo que estas leyendo, no. Te está diciendo que te levantes y mires si ha anochecido “suficiente”. Y claro… como aquí anochece “de tranquis”, pues eso, que te levantas, miras y todo está igual. Suficientemente de día como para que no se vea la Aurora pero suficientemente de noche como para que te entre sueñecito. Y así va pasando el rato.

Venga, ya es de noche. Sales, miras y hay alguna nube, pero ahí esta ella entre bambalinas haciendo estiramientos. Hago un timelapse y se esconde.

Pasan un par de horas y el sueño me puede. Me acuesto dándole la excusa a que está nublado. Maldito de mí que miro el pronostico y aparece una previsión que se sale de las tablas 🙁

Como que no te puedes dormir y saltas de la cama, y hala, otra vez al lío… Pal monte a ver que se cuece. Y esta vez sí. ¡Esta vez és el despitote madre!

TODO el cielo iluminado de punta a punta. La “Dama de Verde” ha estado pletórica. Revoloteando suave pero contundentemente. Verdes, púrpuras e incluso rojos. Algo que costará olvidar.

El día ha sido básicamente de trayecto y más tras esta noche tan animadita.

Mañana más…

Parece que la cosa mejora… hoy ha salido el solete para regar a un encantador grupo de focas con un Arco iris de rechupete.

La gente aquí hace cosas muy curiosas. En Súdavik nos hemos visto obligados a parar por encontrarnos, por un lado, una botella gigante a modo de papelera de reciclaje de envases y por otro, una cabina de teléfono antigua reciclada a librería gratuita. Para postre, un par de balas de paja decoradas a modo de labriegos 🙂

A punto de dejar los Westfjords y internarnos en el gran norte, pasaremos la noche en Broddanes. Todo un lujo de Youth Hostel.

Seguimos con la peleita entre el viento y la lluvia. Aunque parezca extraño, empezamos a acostumbrarnos, incluso a cogerle cariño a este ambiente plomizo.

Hoy le hemos dedicado el día a la capital del Noroeste, Isafjordur, y aledaños.
En la parte antigua destacan las antiguas casas de pescadores, curiosamente recubiertas de chapa metálica y pintadas de animados colores.

Por la calle cuesta ver a nadie paseando, en ocasiones algún chaval volviendo del cole o una ancianita paseando al perro.

Pasado Isafjordur, y por recomendación del amable gerente de nuestro Hostal, nos hemos dirigido a la punta norte, pasado Bolungarvík.

Por el camino, tras un breve desvío, nos hemos detenido en un antiguo radar americano desde donde se podía observar Groenlandia. Quien nos lo iba a decir que hoy veríamos Groenlandia 🙂

Entre oveja y oveja llegamos a la playa en cuestión y le dedicamos un ratito ya que el cielo nos ha regalado unos minutitos de cielo azul. Este clima es de lo más curioso…

Hasta el momento, esta es la ruta que hemos recorrido.

El viento sigue soplando de sudoeste apelotonando las nubes contra los fiordos occidentales de la isla. Nosotros proseguimos nuestro camino hacia el norte esperando que amaine, aunque parece que va a durar unos cuantos días más…

Las carreteras que voltean los fiordos de Vestfirðir no están asfaltadas, y si lo estuviesen save nadie lo que durarían…

La fuerza del viento se hace presente durante las tres horas de trayecto que tardamos en llegar a nuestro próximo alojamiento en Korpudalur. Las nubes, al acumularse en lo alto de las montañas, las empapan de tal forma que allá donde mires hay algún hilillo de agua precipitándose hasta el mar. En ocasiones esos hilillos se juntan hasta el punto de crear majestuosas cascadas.

Ahí es cuando continua la pelea. Mientras el agua, ayudada por la fuerza de gravedad se precipita hacia el abismo se encuentra con una pared producida por el viento, que la devuelve al principio de su caída.

Conforme vamos bajando a los valles de los fiordos, el viento se calma y por un momento todo recupera su orden.

Las orillas están repletas de Eiders y Gaviotas picoteando lo que el viento y el agua arrojan a la costa. A parte de algunos Cisnes Cantores, un grupo de Grullas, varias familias de Serretas Medianas con sus pequeñines y algún Tordo alirojo despistado, la estrella del día ha sido sin duda un Zorro Ártico correteando por la costa buscando comida.

Hoy es día de Ferry.

Salimos de Stykkishólmur para ir a Breidafjordur pasando por la isla de Flatey, lugar importante para avistar aves en buena época. No ha sido el caso.

Llueve y hace un viento de narices. El capitán me ha comentado que a veces, en esta época, ha visto Tiburones Ballena por lo que me he pasado las casi tres horas en cubierta buscando alguna ballena despistada o alguna avecilla interesante. Se me han helado hasta las metáforas…

Ha salido poca cosa pero el mar estaba impresionante. A parte de Fulmares, diferentes especies de Gaviotas y Cormoranes, he podido ver algun grupillo disperso de Frailecillos. Esa ave tan abundante por aquí en sus colonias de cría.

Al llegar, hemos proseguido camino hasta nuestro alojamiento en Latrabjarg.