Salimos de Jokulsárlón y, dirección Skógafoss, el paisaje es indescriptible.
Antes de dejar Jokulsárlón, y siguiendo el recorrido de un grupo de focas, nos acercamos a la desembocadura donde una inmensidad de icebergs se tambalean en la orilla por la fuerza de las olas. Con el contraste negro de la arena crea interesantes escenas.
Durante kilómetros, a nuestra izquierda el mar y a nuestra derecha una interminable secuencia de lenguas glaciales desembocando en lagos rebosantes de témpanos de hielo de diferentes tonalidades de azul.
La noche se presenta clara en Skógafoss y llena de esperanzas para ver la Aurora, pero espíes de pasar esperando tres horas bajo el frío, miramos las previsiones y nos retiramos a dormir.
Afortunadamente, la cámara capta más que el ojo humano en asuntos “Autoriles” y una ha salido resultona 😉