Seguimos con la peleita entre el viento y la lluvia. Aunque parezca extraño, empezamos a acostumbrarnos, incluso a cogerle cariño a este ambiente plomizo.
Hoy le hemos dedicado el día a la capital del Noroeste, Isafjordur, y aledaños.
En la parte antigua destacan las antiguas casas de pescadores, curiosamente recubiertas de chapa metálica y pintadas de animados colores.
Por la calle cuesta ver a nadie paseando, en ocasiones algún chaval volviendo del cole o una ancianita paseando al perro.
Pasado Isafjordur, y por recomendación del amable gerente de nuestro Hostal, nos hemos dirigido a la punta norte, pasado Bolungarvík.
Por el camino, tras un breve desvío, nos hemos detenido en un antiguo radar americano desde donde se podía observar Groenlandia. Quien nos lo iba a decir que hoy veríamos Groenlandia 🙂
Entre oveja y oveja llegamos a la playa en cuestión y le dedicamos un ratito ya que el cielo nos ha regalado unos minutitos de cielo azul. Este clima es de lo más curioso…
Alex, preciosas fotos.
Hace un año estaba yo allí y el tiempo….lo mismo. Lo alucinante fué la gran cantidad de arcoiris que bañaban los paisajes a cada rato.
Sigue disfrutando, yo seguiré tu viaje y disfrutaré con tus fotos.
Saludos.